Tuvieron que pasar mas de 850 millones de segundos para ver la emoción, admiración e incredulidad que afloraban en los ojos de mi viejo después de ver por primera vez los 10.6 segundos, se reflejaran en los ojos de mi hijo, al escuchar el relato de esos mismos 10.6 segundos y sus implicaciones. Porque ver 10.600 segundos de imágenes de un gol repetido mil veces, no valen en absoluto mas que las 4.222 palabras con las que un enorme Hernan Casciari, logró convertirlo nuevamente en una catarata de emociones.
Quiso el artista que tres generaciones separadas por la perra muerte compartieran una emoción.
Y, (como Borges se enorgullecía de los libros que había leído) , tengo el orgullo de haber compartido los 10.6 segundos con mi padre, y las 4.222 palabras de 10.6 segundos con mi hijo.
Gracias a los dos.
Mierda,abrazo Gustavo.
ResponderEliminarGracias Moscón, te recomiendo seguir el Blog/Revista Orsay, es muy bueno.
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