Nunca fuí kirchnerista.
Si bién jamás me consideré un opositor a este proyecto, nunca me integré al mismo.
Las razones, tienen que ver mas con mi historia personal y política que con el propio kirchner.
Tal vez tenga que ver con aquello de que "el que se quema con leche ve una vaca y llora", (todavía tengo fresco en la memoria mi participación como militante y artista en la campaña de un traidor, y mi alejamiento 2 años después de la política y de la música, asqueado y quebrado por tanta infamia)
Tal vez tenga que ver con haber efectuado una lectura errónea de la situación, ya que consideré desde un primer momento que esta era la mejor cara de la vieja política, si bien siempre reconocí que era el mejor gobierno que me hubiese tocado vivir.
Tal vez tenga que ver con problemas personales, que no dejaban tiempo ni ánimo para la militancia.
Lo cierto es que nunca fui Kirchnerista.
Aunque una tarde llegué a casa cansado del laburo, y me enteré de rebote que salía desde Tandil un colectivo para la contracumbre de las Américas y ahí nomás salí, porque el olfato no se pierde por la ausencia, e intuí que allí se escribía la historia, y fui partícipe de aquella epopeya.
Yo estuve cuando Nestor Kirchner dejó con las manos vacías al asesino que hacía las veces de presidente de facto del mundo. Cuando como dijo Chavez mandó "Al Carajo al ALCA"
Y ya lo miré con otros ojos a este tipo.
Pero no fui kirchnerista.
A pesar de los millones de jubilados incluídos, de las fábricas recuperadas, de la política de derechos humanos, de la política latinoamericanista, de la economía finalmente al servicio de la política y no al revés.
Aunque cada vez mas cercano, aunque cada vez mas desconfiado de los medios que lo estigmatizaban, y de la avaricia de los pools de siembra.
Pero sin ser kirchnerista.
Después llegaría la asignación universal por hijo, el matrimonio igualitario, 678, la ley de medios, el fútbol para todos, la crisis mundial que por primera vez no nos dejaba patas para arriba, el apoyo a la educación, a la salud, a la ciencia, a la tecnología, a la industria y todo sin reprimir jamás las protestas sociales.
Y esta muerte, tan propia, tan a su medida, tan militante, tan apasionada.
Por eso, tengo que confesar que a la verguenza de haber sido el último menemista (verguenza por menemista) tengo que agragarle la verguenza de ser el último kirchnerista (verguenza por llegar último).
Por eso, ante la partida de un gran conductor siento que habrá que compensarla con la inclusión de muchísimos nuevos cuadros. Por eso, siguiendo su ejemplo de poner el cuerpo cuando creemos que es necesario, me uno a la causa a la vez que me presento.
Sra. presidenta me pongo a su disposición. Gustavo Atilio Rui, militante Kirchnerista
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