miércoles, 16 de mayo de 2012

Los cincuenta años de la definición de paradigma que cambió el paradigma del conocimiento científico

"Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica"
Thomas Kuhn.

Acaba de cumplir 50 años el libro La estructura de las revoluciones científicas, de Thomas S. Kuhn.
Solemos escuchar a menudo la palabra paradigma, sobre todo en contextos tan disparatados como los que hicieron que el propio Khun dejara de usarla.
Si bién fué la propia ambigüedad de Kuhn para utilizar el término la que posibilitó que cualquiera la utilizara para cualquier cosa, creo que, me interesa rescatar, al cumplirse los 50 años de su libro, la idea tal como la conocí hace 20 años, a travéz de los libros de Administración, aún a riesgo de que los autores que leí, no hayan sido totalmente fieles a la idea que el autor quiso expresar en su libro, o de que mi memoria o mi interpretación me jueguen una mala pasada.

 La idea es la siguiente :
En un determinado momento y lugar, toda sociedad, posee una serie de conocimientos y un sistema de pensamiento generalmente aceptado. Estos, conforman un contexto histórico y cultural, que sirve de base, pero a la vez de límite no sólo para la solución de los problemas a los que la ciencia se va enfrentando, sino inclusive para los que puede identificar como tales.
Estos no se sostienen por sí solos, sino que todos los actores de la sociedad confluyen en el encumbramiento de este marco conceptual,  invisibilizando cualquier otro posible.
Los gobiernos, desde lo institucional legitiman lo que los medios difunden y ensalzan, las universidades enseñan, los estudiantes asimilan, y los intelectuales discuten en sus congresos (sin salirse de ese marco) y, por último y principal, el capital financia. Cualquier intento de imponer una teoría ajena al paradigma vigente, no contará con el apoyo, ni la difusión, ni la legitimación, y, mucho menos la financiación necesaria para poder ser profundizada.

De esta manera, la ciencia avanza permanentemente, sí, pero de ninguna manera libremente.
Simplemente se limita, en épocas a las que Khun denomina normales, a profundizar cada vez mas sobre los problemas que se presentan en el interior del paradigma, ignorando cualquier cosa que quede por fuera del mismo.

Este proceso, es el responsable que dentro de los límites de este sistema, a medida que se avanza en la resolución de un sinnúmero de problemas cada vez mas acotados, comiencen a aparecer los puntos oscuros del mismo. Problemas a los que el conocimiento actual, y el sistema utilizado para la solución de los mismos, no puede  dar respuesta. A medida que avanza el tiempo, queda claro que las preguntas que comienzan a aparecer por todos lados ya nunca tendrán respuesta, mientras se insista con el modelo vigente. Por otro lado, los avances que la ciencia básica logró con el nuevo paradigma, ya se han transformado en tecnología, y, después de un tiempo, los nuevos avances pasan a ser mejoras de lo ya existente, pero nada nuevo, puesto que los límites del modelo también lo son para la aparición de novedades revolucionarias.

Es en ese momento, cuando los científicos primero, y luego todo el resto de los actores, comienzan a tratar de mover los límites que les impiden avanzar, aceptando, o al menos a analizar teorías alternativas, a las vigentes, que, a la vez, prometen soluciones a aquellos problemas insolubles dentro del antiguo marco conceptual. En algunos casos, estas nuevas teorías contienen, o, al menos son compatibles con las antiguas teorías generalmente aceptadas, (la teoría de la relatividad, no dá por tierra con la física Newtoniana, solo la circunscribe al ámbito de las velocidades lentas con respecto a la velocidad de la luz); en otros, simplemente suplanta al paradigma anterior, reemplazándolo por uno nuevo, totalmente revolucionario (la teoría Copernicana, simplemente reemplaza a la Ptolomeica por otra mejor). En el segundo caso, estos saltos de calidad suelen ser precedidos por una crisis del sistema vigente .
En todo caso "...sólo surgió una nueva teoría después de un fracaso notable de la actividad normal de resolución de problemas."
 "La teoría nueva parece una respuesta directa a la crisis." 


Una vez superada la crisis gracias a la adopción del nuevo paradigma, todo vuelve a la normalidad, hasta que la profundización de los nuevos conocimientos, a travéz del nuevo sistema de pensamiento, deje al desnudo tantas inconsistencias, que provoque una nueva crisis.


Como verán, el concepto mismo es de una gran belleza y elegancia, y, aunque ha sido ferozmente atacado (en parte justamente), creo que muchas de esas críticas se deben al hecho de que pone sobre el tapete la absoluta falta de neutralidad de la ciencia, y, los grandes condicionamientos que recibe del contexto, y, que, por sí mismos hacen imposible predecir el devenir de los avances futuros a travéz de la extrapolación de la historia y del presente de cualquier ciencia.

Por último, quiero compartir este artículo de La Jornada, cuya lectura me llevó a escribir estas líneas. Presten especial atención a los puntos que enumera el artículo, porque seguramente servirán de base para futuros posts.

2 comentarios:

  1. No deja de llamarme la atención, el circunscribir a tal punto a la ciencia al paradigma coyuntural.
    Desde ya, voy al enlace y a sondear por la cuestión.
    Gran aporte, Atilio.
    Abrazo.

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  2. Gracias Daniel voy aseguir escribiendo sobre el tema

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