viernes, 23 de marzo de 2012

Incomprensibles matemáticas de la muerte

Hace mucho tiempo en un lugar lejano solía dar clases.
Yo era joven y pretencioso, creía estar haciendo algo trascendente.
Un día me hicieron una pregunta que respondí diciendo: "-No tengo idea, la próxima clase te lo respondo
El mandamás de turno, se enteró de mi respuesta, y se molestó.
-"Un profesor no puede demostrar ignoranciaen la clase", repetía su lacayo (también superior mío) tratando de bajarme línea.
Yo que jamás me había atribuido tal título, ni permitía que los alumnos me lo atribuyeran contesté :
-"Estoy de acuerdo, pero no fui yo el que resolvió mal los prácticos en clase. Yo solo dije No sé." (mientras intuía que si quería seguir dando clases, debería buscar otra materia).
Así estaban las cosas, los que sumando dos mas dos obtenían cinco, pretendían reprenderme por decir no sé cuando no sabía.
Nunca pude comprender como una resolución mal hecha era preferible a una respuesta correcta diferida.

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Pasaron muchos años. De aquellos años sólo conservo casi intacta la ignorancia. Pero las cosas que no comprendo aumentaron exponencialmente.

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Hace un mes del accidente de Once.
No comprendo como fué mutando de accidente, a tragedia, para terminar en masacre. ¿Es que ya nadie usa los diccionarios?
Un mes bombardeados por las noticias, argumentos, elucubraciones y operaciones de un accidente de produjo 50 víctimas.
En un país donde la media diaria de muertos en accidentes de tránsito es de 22
El accidente de Once, tuvo la misma cantidad de muertes de dos días y pico normales de accidentes de tránsito.
Parece que las muertes periféricas no cuentan lo mismo que las de la capital. En este mes sabemos todo sobre los 50 muertos del tren, pero absolutamente nada de los 700 muertos de los otros accidentes.Parece que 50 muertos amontonados, son mejor negocio que 700 desparramados. Los casi 1.000 millones de dólares que costaron estos accidentes no alcanzan para comprar las tapas de los diarios, las elegías de los noticieros, las exaltadas voces de las radios.

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Respeto el dolor de esas 50 familias, pero no soy tan necio como para pretender comprenderlo.No hay forma de comprender la rajadura en el tejido familiar, la angustia existencial de los que ni siquiera tuvieron la posibilidad de cumplir con la primera de las leyes de la naturaleza: los hijos enterrarán a sus padres,el dolor impotente ante la muerte absurda, injusta, sin sentido. El mismo insoportable dolor que sufren las otras 700 familias. Silenciadas. Ignoradas. Abandonadas.

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A los que no respeto es a esos buitres de melodrama, que con sus voces impostadas, sus rostros compungidos, sus plumas dramáticas, pretenden sacar rédito económico, político, o de la naturaleza que fuera del drama de la muerte.
Porque si verdaderamente lo sintieran, ese dolor sería por las 750 muertes por accidentes del mes, y no sólo por las de la minoría compacta, y por lo tanto redituable.
En las matemáticas que yo estudié, cada muerto restaba uno

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Es probable que un accidente de la magnitud del de la Estación Once, no vuelva a repetirse nunca. Pero los 22 muertos en accidente de tránsito de mañana, se encuentran en este momento en la calle, en sus casas, en sus autos. Planeando una carrera, un matrimonio, hijos, proyectando una vida que antes de 24 horas les será negada. Incluso, puede que alguno de ellos esté leyendo este post, o esté a punto de poner el punto final a la que aún no sabe será la última entrada de su blog.

6 comentarios:

  1. Macabro final, @tilio...

    Yo pensaba algo similar respecto al asesinato de este chico por parte de su madre, que causa sensación porque es la madre, porque el nene tenía seis años pero, principalmente, porque ocurrió en un jacuzzi y en un country. Ocurren muchas muertes en villas miserias, en barrios de ciudades periféricas del NOA, del NEA, del Sur, pero los casos que reciben gran repercusión son éste, el de Nora Dalmasso, el de García Belsunce, etc.

    Ponete el cinturón de seguridad y posteá algo mañana, che.
    Abrazo.

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    1. Quería hacer sentir que esa es la verdadera inseguridad de la Argentina. La tasa de muerte vial es tan alta (una de las mas altas del mundo) que realmente nos puede tocar a cualquiera. La de muerte violenta en ocasión de delito, es baja a niveles internacionales, y sin embargo, vivimos enrejados y con alarmas y seguridad privadas (sin contar las cámaras de las calles, que me parecen una violación de la intimidad inconcebible si no fuera por la sobreexposición mediática de estos delitos) . Es mucho mas importante la cantidad de suicidas y la de crímenes interdomiciliarios como el de este nene, aunque lo usual es la muerte de la esposa a manos del esposo.
      Acá estamos ante otro caso como el que debatíamos en tu blog y en el de Daniel, hay que llamar las cosas por su nombre. Una cosa son los accidentes (tragedias para los familiares de las víctimas) y otra muy diferente, los negocios que devienen de la exposición mediática de los que resulta redituable mostrar.

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    2. Completamente de acuerdo. En 2010 hice un post hablando sobre la "inseguridad" en el que menciono lo mismo que decís acerca de los accidentes viales que, en accidentología, no son calificados tampoco como "accidentes" propiamente dichos, ya que pueden ser prevenidos:

      http://loshuevosylasideas.blogspot.com.ar/2010/09/la-insegurida-galopante.html

      Abrazo.

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    3. Es que esa es una de las características principales de este tipo de casos. ¿Te imaginás que los diarios y tv comenzaran a titular y analizarlos 22 casos diarios como "masacres", dado que podían haber sido prevenidos, y por lo tanto evitados?
      En cuanto al post, ya lo estoy cargando como referencia. Un abrazo.

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  2. Casi como que es medio of topic,pero la esquizofrenia que pulula en ese rango me da en el centro de los huevos cuando piden un donante de corazón o pulmones acompañados en la demanda de una insultante humanidad con música de violines tristes,que hay álguien para los interesados del paciente muy importante que NESECITAN DE UN CADÁVER para sacar el repuesto que le falla al que aún está vivo.
    Es la expresión mas patente de la miserabilidad necesitar de alguna manera matar a álguien para calmar un egoísmo mas que representativo de la ética retorcida que nos inunda.

    Buitres.

    Un Abrazo

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    1. Nunca ví de esa manera a los transplantes. Soy una persona práctica. Si mañana estoy en estado vegetativo, con muerte cerebral, no veo impedimento ético alguno en aprovechar esos organos para salvar, o mejorar la vida de alguien.
      En cuanto al manejo melodramático que de ello hacen los medios, es una muestra mas de su miserabilidad, y, de que están haciendo un show, donde hay una tragedia múltiple (de los solicitantes, y de la familia del donante).
      Un abrazo

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