Lo que sigue está bajado de Habitués del Teatro Colón
Posted by habitués en febrero 3, 2011
Carta abierta de un trabajador del Teatro Colón, de las penurias e injusticias que padecen.
Esto solo pretende ser el testimonio veraz de un simple trabajador que no relega sus derechos como tal. Tan solo me voy a limitar a relatar, desde la “reapertura” en adelante y uno que otro suceso, no muy lejano.
Como es de público conocimiento, se reiniciaría la reapertura con un teatro en óptimas condiciones laborales, con medidas de seguridad, reglamento de trabajo, corrimientos de categorías adeudadas y sueldos acordes a las tareas que cada cuerpo merece, de acuerdo a su profesionalidad. De eso nada se cumplió, pero no obstante los trabajadores le pusimos garra y empeño y salimos al ruedo, con las falsas promesas de recomponerlo a brevedad.
La obra elegida para tal ocasión, fue la opera “La Boheme”, que como reggista invitado le fuese ofrecido al maestro Hugo de Ana, el cual aceptó, ya que en su oportunidad fue personal de la casa y goza de una exitosa trayectoria en todo el mundo.
Hasta ahí estaba todo bien; el 6 de enero de 2010 se efectuó la primer reunión con los sectores involucrados en la puesta.
EI primer desatino de este buen señor, comenzó con esbozar a los presentes, director escenotecnico, coordinadores, jefes y supervisores de dichas áreas; que estábamos muy vagos y faltos de adiestramiento, lo cual ciertamente podía ser real: No por elección del personal, sino a mi entender, por la mala política implementada. Debido a la ineficacia de sus autoridades, en los años del receso y por “la restauración”. Pero, como dije inmediatamente: “era cuestión de poner el engranaje en marcha, ya que el material humano, lo tenia y que era el tesoro más preciado con el que él contaba”. No obstante insistió en denostar el material humano y escénico con el que se topaba, llegando a decir que era todo “materia fecal” por decirlo elegantemente, de mi parte.
Dentro de mis facultades y ante el ímpetu que me caracteriza en lo laboral, comencé a efectuar algunas preguntas, tal vez, desde mi “ignorancia”. A medida que hacia su relato de situación de la obra, que seria en el año 1920 en Paris (Francia), como lo soñó el autor. Dentro de las preguntas que formulé (las cuales no tuvieron buena acogida), tal vez por incisivas y molestas, para un reggista de la monta de “de Ana”, de las cuales, puedo destacar las siguientes:
De esa reunión, también, se desprendió la necesidad de utilizar un tul de embocadura para proyección. El teatro contaba con uno, pero en malas condiciones, vetusto y algo deteriorado. Este señor argumentó, que mandaría a realizar no uno, sino dos a Alemania, único lugar en el mundo, en que se lo podía fabricar en una soja pieza, ya que él, por su “fama” en Europa tenia los contactos.
Este, debería estar confeccionado en una sola pieza, de acuerdo al tamaño de la embocadura de nuestro coliseo. Una actitud muy loable y comprensible, a no ser, que en las postrimerías del estreno, cuando este material llegó, no era lo esperado puesto que, cuando se empezó a colgar, se notó de sobremanera, que tenia cuatro costuras verticales, lo cual distorsionaría la proyección a efectuar; por lo tanto no se pudo utilizar y tuvimos que reacondicionar el antiguo, viejo y deteriorado existente. Que manera de desperdiciar dinero, ¿no?.
Otro elemento que fue mandado a construir fuera del teatro y en forma particular fue toda la estructura metálica del 1º y 4º actos y la marquesina del 2º acto, que lo realizó una empresa metalúrgica del cono urbano (Florencio Varela) a vaya a saber a que costo. Cuando hay en el teatro una sección (Mecánica escénica) con gente capacitada para tal menester y que fuese desarticulada por el director general y reingresada como otras tantas, por la justicia, mediante una acción cautelar, costeada por el propio personal. O sea, que se pagaban los sueldos, pero de igual manera se tercerizó y se malversó una vez más el presupuesto del teatro y el dinero de los contribuyentes.
Una de las tantas pugnas que tenemos los trabajadores del teatro, es que las reglas de juego y “Modus Operandi” de la institución, las debería fijar el propio teatro y no un reggista invitado o contratado y no darle carta blanca, para que haga y deshaga a su antojo. Seria la forma más preciada de festejar el bicentenario de la Patria, demostrando que dejamos de ser Colonia y que tenemos identidad propia y carácter nacionalista.
Avanzados, los ensayos en el centro de exposiciones donde el teatro tenia sede, hasta tomar posesión del teatro, nos encontramos con una inesperada sorpresa en contra del “coro de niños”, el cual fue maltratado y discriminado por parte del reggista. Situación que llevo a efectuar la denuncia correspondiente en el INADI.
Estando ensayando al piano, el segundo acto, el reggista, solicita a la sección utilería jarras de cerveza, entonces como supervisor de dicha área me apersono y le pregunto: “Maestro, que tipo de jarras” y la respuesta fue “jarras de cerveza” a lo cual contesto: “Muy bien maestro”. Estaban “in sittus” el director general y la directora escenotécnica. Ante esta desagradable respuesta, me retiro y me dirijo a uno de nuestro depósitos existentes en el lugar, en donde tenemos cristalería y tomo una jarra (tipo de agua) y un chopp y producido un descanso en el ensayo se los muestro y le digo cual de estos dos elementos puede servirle como jarras de cerveza y me responde gritando: “He dicho jarras de cerveza”, entonces, me sentí vapuleado y le respondí que: “Cuales eran los elementos que entonces quería. Si eran un chopp, un balón, un imperial, un tanque o un sapo”, como para que notase que no hablaba con un neófito. A lo cual terminó por decirme, que me remitiera a los afiches de Monnet del año 1920 y tuvo como respuesta de mi parte que ”Yo, no tenia porque remitirme a ningún sitio, porque para eso él tenia asignados asistentes y un ambientador para tal efecto.
En la misma sede ensayando parte del primer acto al piano “La buhardilla” ejecutada por un maestro interno, aparentemente nuevo en el teatro; tuvo el infortunio de ejecutar la partitura en un tiempo, que al reggista no le agradó. Acción que le costó la reprimenda y en tono de sorna le pregunto: “De donde era”, a lo cual el maestro de contestó: “De Río Negro”, diciéndole “de Ana”: “A claro, por eso toca tan lento, por el frío”. En ese momento los obsecuentes de siempre, festejaron tal ironía. Demás esta decir, que a ese maestro no se lo vio nunca mas en los ensayos, ni en el teatro.
Cuando los vehículos solicitados fueron alquilados, al margen de no ser de la época y pagar por el bus del año 1935 $1500 por cada día de ensayo. Les fueron adjudicados a utilería, a pesar de no ser elementos de utilería, ya que eran reales, funcionaban y tenían chofer, lo cual objeté y por lo cual fui intimado a hacerlo inmediatamente y a pesar de que no puedo efectuar fuerza, por una lesión lumbar que padezco; a través, de la directora escenotécnica, so pena de sancionarme. Digo yo: un director escenotecnico que se precie de tal, no debería haber intercedido, para llegar a un arreglo entre las secciones del escenario, para moverlo en colaboración, máxime teniendo en cuenta que la sección utilería; en el momento del movimiento de los vehículos tenia que tener prestos, múltiples elementos como ser 8 mesas servidas, 23 sillas Thonnet, platos con alimentos, botellas, vasos, cubiertos, bandejas y a la vez recibir carros de vendedores.
Cabe destacar que el clima (temperatura interior del teatro) comenzaba a ser crudo; por el avecinamiento de la temporada invernal, puesto que el sistema de calefacción, aún no funcionaba. Llegando algunos músicos a tener que tocar con sobretodo y al margen del efecto rebote, que causa en algunos instrumentos. Porque estimado público el final de obra del teatro Colón aún no existe. A Uds., a la opinión publica y a la prensa solo se les ha mostrado “la cáscara del huevo” y no “la yema y la clara”. No obstante tuvieron la dignidad de alquilar o comprar (no lo sé a ciencia exacta) unos equipos calefactores de 10 CV trifásicos y portátiles, los cuales hacían saltar el ineficiente sistema de llaves térmicas y, aún así, no cumplía con las expectativas.
Mi sección tomó posesión del escenario del teatro el día 14 de mayo, el cual estaba por demás invadido de polvillo y residuos, muy a pesar de haber una empresa de limpieza tercerizada. Situación que inmediatamente percibió el reggista, junto con el director general, a lo cual De Ana, estando yo presente, le dice a Caffi: “Oye manda a limpiar esto inmediatamente o de lo contrario, lo limpio yo con mi casaca o me mejor dame tu camisa, que es un trapo”. Demás esta decir que el director general, ante tal agravio, ni se inmutó, ni se sintió ofendido, ni le puso los puntos a este buen señor.
Después de un ensayo en escena con coro, solistas y orquesta, hubo un inconveniente con un monitor plasma de la sección audio y video a lo cual el reggista vino al escenario “como una tromba” y comenzó a insultar, denigrar y denostar al encargado de dicha sección, diciéndole: que eran unos inútiles y que el teatro se iba a cerrar por la culpa de sus trabajadores que no sabían trabajar. Siendo que esos monitores los habían colocado y en esa posición la empresa de mantenimiento tercerizada.
Producido el estreno y a la segunda representación de la obra en boga, terminado el primer acto se plantó el telón de cierre y dejó de funcionar a causa de un cortocircuito en una de las plaquetas del sistema, debiendo hacer el cambio de escena a vista del publico. Al día siguiente gracias a la colaboración de la sección maquinarias y a pesar de que no les correspondía, se pudo solucionar preventivamente con dos motores puntuales, hasta que la empresa tercerizada lo reparara, cosa que nunca hizo y que en la actualidad sigue funcionando de esa primitiva e improvisada manera.
Superada toda la parafernalia del estreno se nos prometió que el pago de esa prestación extraordinaria se abonaría el 15 de junio, pero comenzaron a sucederse los días y el dinero y todo lo prometido en materia de mejoras no se concretaba, por lo que se decidió en asamblea general, el uso de la facultad que tenemos los trabajadores, de emplear el uso de las asambleas permanentes. Cosa que las autoridades trataron de romper, interrumpir y cercenar y a la vez tomándose la facultad de levantar funciones en nombre de los trabajadores. El pago de 10 adeudado se produjo recién el 25 de junio, supongo que gracias a la justa presión que ejercimos algunos trabajadores.
Ante todos estos hechos comencé a notar que en el espectáculo que se avecinaba, el ballet “Manón” se desestimaba mi cargo y función, por lo cual inicio una nota por mesa de entradas, respetando la vía jerárquica, pidiendo explicaciones. Recibí como respuesta después de más de un mes, una carta documento en donde se me informaba de mi destitución del cargo, sin esgrimir motivo y a partir del 1º de julio. Lo planteé en el ámbito gremial, pero se lavaron las manos y se desentendieron, diciéndome que fuera a ver a un abogado, que seguro ganaría el caso. ¡Que vergüenza para un gremio! y que traidores a los derechos de un trabajador.
Como es lógico acudí a un letrado, el cual lleva la causa. No obstante ello, no se conformaron con “meterme la mano en el bolsillo”, cosa que es ilegal, no lo digo yo, sino el juez de la causa, el cual se expidió al respecto mediante una acción cautelar, que tuve que emprender y costear. Dándome la razón y obligándolos a restituirme el cargo y lo descontado. Pero hasta la actualidad, no me han devuelto mi dinero. Cabe destacar que es una función, que ejerzo, desde hace 18 años y que la tengo bien merecida o ganada, por decirlo de alguna forma cortés.
Pero fueron por más, el 1º de agosto, buscando que un servidor “pise el palito” como se diría en la jerga vulgar. Acontece, entonces, que pese a estar destituido injustamente y sin motivo, pretenden que me haga cargo, de una situación de falta de personal, en un ensayo al piano de la opera “Manón”. ¿Pero como?, Si mi persona, ya no era más “supervisor de la sección” a partir del 1º de julio, señores a que jugamos, que sean el responsables, los jefes de la sección, o en el peor de los casos, el utilero de primera categoría y de mayor antigüedad, como lo dicen las normas vigentes y que no era yo. Por tal motivo he sido suspendido dos días. Y aunque, hubiese estado aún en el cargo, se opero de acuerdo a la normativa vigente y a la orden semanal de trabajo, la cual decía, que ese día, habría ensayo de escena (al piano) de 16 a 19 hs y de 19 a 21 hs ensayo de luces (que según el responsable del área no lo haría hasta el martes venidero). O sea, que, como se venían realizando los ensayos, en la Sala Bicentenario con dos personas de utilería se atendía perfectamente. Dicho ensayo, a no ser que hubieren improvisado, sobre la marcha y no lo manifestaron en la orden de trabajo semanal, como corresponde, el día anterior. Por lo cual, al haber improvisado, tenían que haber capeado la situación de la forma prevista y con la gente dispuesta por la utilería.
No se conformaron con todo esto, el día 29 de diciembre y por carta certificada, estando en uso del periodo anual de vacaciones. Me comunican que tengo 30 días más de suspensión por haberme adherido a un paro de actividades, por reclamo salarial. Debiendo, primero, haber cortado el periodo anual de vacaciones o de lo contrario aguardar a que me reintegre, una vez agotados los días de licencia y recién ahí, notificarme y ejecutar dicha sanción.
De todos modoso es muy indigna, arbitraria y persecutoria esta sanción, por ser selectiva, siendo que el personal que efectuó el reclamo salarial, lo efectuó por medio del uso de una asamblea general resolutiva de todos los cuerpos y después de efectuado el cómputo de votos positivos (para demorar el espectáculo) y que eran más de un centenar de compañeros.
Hay muchísimas anomalías más para destacar, corno por ejemplo la conformación del directorio del Ente autárquico del Teatro Colón, el cual yace incompleto, por la falta de un director Obrero, como marco la ley, y el llamado a concurso publico abierto del director escenotecnico, según el articulo 14 y la disposición transitoria 5º que faculta al director general del ente, a nombrar provisoriamente por el plazo de dos años, hasta tanto surja el llamado a concurso, según el articulo 14, inciso g de la ley Nº 2,855 del Gobierno de la ciudad de Bs. As. Sancionada el 11/9/2008, plazo caduco y que irrisoriamente ocupa la Sra. Maria Cremonte (miembro de una de las secciones excluidas por el propio García Caffi, pero hija de un influyente del poder político y que revista en la planta permanente del Teatro Colón, cobrando, además, un contrato de $ 12.000 por mes, acción claramente prohibida dentro de las normas del gobierno de la ciudad de Bs. As.).
También puedo destacar que el que hoy oficia de director de recursos humanos, es quien, allá por la década del 80 fuese delegado gremial e hiciese que por una negativa, de este personaje; a un ofrecimiento monetario de las autoridades, lograse que nos cerraran el teatro durante la gestión Cecilio Madanes, además de ser declarado por la justicia como “acosador sexual” y esgrimir armas de fuego contra compañeros, en disidencia con él.
Como así también, son destacables, como obsecuentes y deleznables, aquellos personajes; hoy jefes, coordinadores y asesores que en su pasado “Non Santo” quieren en la actualidad, cercenar derechos adquiridos por los trabajadores, haciendo valer su cuestionable autoridad.
EI propio García Caffi no tiene memoria de su pasado, cuando por la década del 90, después de ser el “bombista” de los Zupay, empezó a hacer sus apariciones por el teatro Colón, dedicándose a traer orquestas extranjeras para la empresa musical Wagneriana (creo que en la actualidad disuelta) a modo de encargado y que cuando se le terminaba el horario de ensayo en la sala 9 de julio, nos rogaba a nosotros los utileros, unos minutos más de ensayo (bajo cuerdas), comprometiéndonos, ya que debíamos armar la sala de ensayo, para otros menesteres.
Podría entender al público asiduo y concurrente al teatro, de su malestar, cuando se suspende una función por estas causas. Pero tengan presentes que solo se lucha por la dignidad del trabajador, lo cual lo hace respetable y loable, dado que lo que pedimos es justicia social. No se olviden que ser trabajador de espectáculos públicos requiere de una elección de vida, gran vocación, profesionalismo y en muchos casos (como en el de los artísticos) de estudios y que a cambio entregamos nuestras familias para que funcione. Porque no olviden que cuando el grueso de la gente (sábados y domingos) el publico o el común de la gente se regocija y disfruta; el personal del teatro Colón, como muchos otros trabajadores de otros ámbitos están a su disposición para esos menesteres. En mi caso puedo decir que no disfrute de mi familia, por ser el lunes mi día franco. Entonces es justo y lógico un sueldo, a la altura de tal circunstancia, que compense dicha entrega.
Este desahogo, al margen de salir de mis vivencias, lo tendría que defender un gremio (hoy traidor y en connivencia con el ejecutivo) a cambio, ¿vaya uno a saber de que?. Pero, sobre seguro, no para lo que fueron creados.
Por eso, esto está dirigido a todo aquel que quiera oír un justo reclamo y en esto involucro tanto al público, compañeros, autoridades, políticos y demás personas que se crean con derechos y obligaciones. Ya que ni en los peores años de la dictadura militar, hemos sufrido actos de tal magnitud de autoritarismo y despropósito
De todo esto, a las claras, se desprende el tipo de política, que desean implementar para el teatro. Que no es más ni menos, que el de una sala de alquiler, con una sociedad anónima en su interior. Similar a lo que ocurre en el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
La última tropelía que Caffi y Macri acaban de iniciar, es, aparte, de suspender por treinta días a ocho delegados del gremio ATE, la de demandar a los nueve por el sideral monto de $ 11.000.000 por las perdidas generadas, con la medida del reclamo salarial. Situación que generó que el director general levantara funciones. El desparpajo es tan grande, que Caffi no recuerda que él mismo, levantó la temporada del Ballet y que, aún así, con una temporada oficialmente levantada, tuvo el tupé, de que los técnicos tuviéramos que hacer el montaje y las luces, Debido a que vendieron esa puesta en escena, al teatro de la Opera de Chicago.
¿En que quedamos señor, se levantó o no la temporada de Ballet? Si es por la afirmativa, no correspondió trabajar para ello. Pero tuvo la suerte, gracias a la cobardía e ignorancia de muchos de los compañeros escenotécnicos, que se efectuase de todos modos. Enfrentamiento que lleva, desgraciadamente, a darle pie a esa famosa frase que dice: “Divide y reinarás”.
Tan maquiavélicos son, que creen darles de comer a quien ellos quieren. Me refiero puntualmente a otorgarles a elegidos (obsecuentes y sin códigos), lo que fue la realización de la sala nueva de conciertos y el nuevo telón de cierre de escena. Recuerdo, que esta prohibido facturarle, al gobierno de la ciudad, siendo empleado de él y aún menos en horario de trabajo. Solo se podría llevar a cabo, mediante el uso de horas extraordinarias, para el personal, que estuviese afectado a su confección.
Y para finalizar tengan en cuenta que este “cuatro de copas”, en su corazón lleva el “rey de oro”, que es la carta máxima del mazo de naipes español y que, además, prefiere “un día de león” a “cien de cordero”.
Muchas gracias a los lectores y a todo aquel que quiera hacerse “eco” de estos comentarios. Desde ya autorizo la publicación en medios y blogs de la Web.
Mario Sevilla
[recibido por correo electrónico]
Esto solo pretende ser el testimonio veraz de un simple trabajador que no relega sus derechos como tal. Tan solo me voy a limitar a relatar, desde la “reapertura” en adelante y uno que otro suceso, no muy lejano.
Como es de público conocimiento, se reiniciaría la reapertura con un teatro en óptimas condiciones laborales, con medidas de seguridad, reglamento de trabajo, corrimientos de categorías adeudadas y sueldos acordes a las tareas que cada cuerpo merece, de acuerdo a su profesionalidad. De eso nada se cumplió, pero no obstante los trabajadores le pusimos garra y empeño y salimos al ruedo, con las falsas promesas de recomponerlo a brevedad.
La obra elegida para tal ocasión, fue la opera “La Boheme”, que como reggista invitado le fuese ofrecido al maestro Hugo de Ana, el cual aceptó, ya que en su oportunidad fue personal de la casa y goza de una exitosa trayectoria en todo el mundo.
Hasta ahí estaba todo bien; el 6 de enero de 2010 se efectuó la primer reunión con los sectores involucrados en la puesta.
EI primer desatino de este buen señor, comenzó con esbozar a los presentes, director escenotecnico, coordinadores, jefes y supervisores de dichas áreas; que estábamos muy vagos y faltos de adiestramiento, lo cual ciertamente podía ser real: No por elección del personal, sino a mi entender, por la mala política implementada. Debido a la ineficacia de sus autoridades, en los años del receso y por “la restauración”. Pero, como dije inmediatamente: “era cuestión de poner el engranaje en marcha, ya que el material humano, lo tenia y que era el tesoro más preciado con el que él contaba”. No obstante insistió en denostar el material humano y escénico con el que se topaba, llegando a decir que era todo “materia fecal” por decirlo elegantemente, de mi parte.
Dentro de mis facultades y ante el ímpetu que me caracteriza en lo laboral, comencé a efectuar algunas preguntas, tal vez, desde mi “ignorancia”. A medida que hacia su relato de situación de la obra, que seria en el año 1920 en Paris (Francia), como lo soñó el autor. Dentro de las preguntas que formulé (las cuales no tuvieron buena acogida), tal vez por incisivas y molestas, para un reggista de la monta de “de Ana”, de las cuales, puedo destacar las siguientes:
- Hubo una síntesis de cómo seria la buhardilla, en la cual coligarían unos cables eléctricos y como se me presentó una duda, le comento, que si en un lugar tan pobre, como esa habitación, podría haber luz eléctrica. La respuesta fue contundente ¡claro que si!. Desde luego que sí, pensé yo, pero solo la poseerían, los aristócratas y la industria, se me ocurrió y no cuatro bohemios, casi en condiciones cuasi indigentes.
- En el segundo acto “café Momus”, por la calle debería circular un bus y un automóvil voiutture de la época, reales. Los cuales serian buscados para su alquiler, lo cual objete, aduciendo que en mi sección se los podían realizar. Desestimando, lógicamente, mi propuesta.
- Avanzada ya la reunión y al notar que era evidente que se iba a “tirar manteca al techo” y no escatimar en gastos. Le pregunto a la Sra. Directora escenotécnica que de producirse horas extraordinarias de trabajo. Cual sería la metodología a emplear por los directivos para abonarlas. Puesto que la reinauguración se llevaría a cabo el 25 de mayo, el cual era un día festivo para todos los argentinos y no estábamos obligados a trabajar y el teatro, había en los últimos tiempos adoptado la modalidad de pagar con días francos, en vez de dinero por tal tipo de prestaciones extraordinarias.
De esa reunión, también, se desprendió la necesidad de utilizar un tul de embocadura para proyección. El teatro contaba con uno, pero en malas condiciones, vetusto y algo deteriorado. Este señor argumentó, que mandaría a realizar no uno, sino dos a Alemania, único lugar en el mundo, en que se lo podía fabricar en una soja pieza, ya que él, por su “fama” en Europa tenia los contactos.
Este, debería estar confeccionado en una sola pieza, de acuerdo al tamaño de la embocadura de nuestro coliseo. Una actitud muy loable y comprensible, a no ser, que en las postrimerías del estreno, cuando este material llegó, no era lo esperado puesto que, cuando se empezó a colgar, se notó de sobremanera, que tenia cuatro costuras verticales, lo cual distorsionaría la proyección a efectuar; por lo tanto no se pudo utilizar y tuvimos que reacondicionar el antiguo, viejo y deteriorado existente. Que manera de desperdiciar dinero, ¿no?.
Otro elemento que fue mandado a construir fuera del teatro y en forma particular fue toda la estructura metálica del 1º y 4º actos y la marquesina del 2º acto, que lo realizó una empresa metalúrgica del cono urbano (Florencio Varela) a vaya a saber a que costo. Cuando hay en el teatro una sección (Mecánica escénica) con gente capacitada para tal menester y que fuese desarticulada por el director general y reingresada como otras tantas, por la justicia, mediante una acción cautelar, costeada por el propio personal. O sea, que se pagaban los sueldos, pero de igual manera se tercerizó y se malversó una vez más el presupuesto del teatro y el dinero de los contribuyentes.
Una de las tantas pugnas que tenemos los trabajadores del teatro, es que las reglas de juego y “Modus Operandi” de la institución, las debería fijar el propio teatro y no un reggista invitado o contratado y no darle carta blanca, para que haga y deshaga a su antojo. Seria la forma más preciada de festejar el bicentenario de la Patria, demostrando que dejamos de ser Colonia y que tenemos identidad propia y carácter nacionalista.
Avanzados, los ensayos en el centro de exposiciones donde el teatro tenia sede, hasta tomar posesión del teatro, nos encontramos con una inesperada sorpresa en contra del “coro de niños”, el cual fue maltratado y discriminado por parte del reggista. Situación que llevo a efectuar la denuncia correspondiente en el INADI.
Estando ensayando al piano, el segundo acto, el reggista, solicita a la sección utilería jarras de cerveza, entonces como supervisor de dicha área me apersono y le pregunto: “Maestro, que tipo de jarras” y la respuesta fue “jarras de cerveza” a lo cual contesto: “Muy bien maestro”. Estaban “in sittus” el director general y la directora escenotécnica. Ante esta desagradable respuesta, me retiro y me dirijo a uno de nuestro depósitos existentes en el lugar, en donde tenemos cristalería y tomo una jarra (tipo de agua) y un chopp y producido un descanso en el ensayo se los muestro y le digo cual de estos dos elementos puede servirle como jarras de cerveza y me responde gritando: “He dicho jarras de cerveza”, entonces, me sentí vapuleado y le respondí que: “Cuales eran los elementos que entonces quería. Si eran un chopp, un balón, un imperial, un tanque o un sapo”, como para que notase que no hablaba con un neófito. A lo cual terminó por decirme, que me remitiera a los afiches de Monnet del año 1920 y tuvo como respuesta de mi parte que ”Yo, no tenia porque remitirme a ningún sitio, porque para eso él tenia asignados asistentes y un ambientador para tal efecto.
En la misma sede ensayando parte del primer acto al piano “La buhardilla” ejecutada por un maestro interno, aparentemente nuevo en el teatro; tuvo el infortunio de ejecutar la partitura en un tiempo, que al reggista no le agradó. Acción que le costó la reprimenda y en tono de sorna le pregunto: “De donde era”, a lo cual el maestro de contestó: “De Río Negro”, diciéndole “de Ana”: “A claro, por eso toca tan lento, por el frío”. En ese momento los obsecuentes de siempre, festejaron tal ironía. Demás esta decir, que a ese maestro no se lo vio nunca mas en los ensayos, ni en el teatro.
Cuando los vehículos solicitados fueron alquilados, al margen de no ser de la época y pagar por el bus del año 1935 $1500 por cada día de ensayo. Les fueron adjudicados a utilería, a pesar de no ser elementos de utilería, ya que eran reales, funcionaban y tenían chofer, lo cual objeté y por lo cual fui intimado a hacerlo inmediatamente y a pesar de que no puedo efectuar fuerza, por una lesión lumbar que padezco; a través, de la directora escenotécnica, so pena de sancionarme. Digo yo: un director escenotecnico que se precie de tal, no debería haber intercedido, para llegar a un arreglo entre las secciones del escenario, para moverlo en colaboración, máxime teniendo en cuenta que la sección utilería; en el momento del movimiento de los vehículos tenia que tener prestos, múltiples elementos como ser 8 mesas servidas, 23 sillas Thonnet, platos con alimentos, botellas, vasos, cubiertos, bandejas y a la vez recibir carros de vendedores.
Cabe destacar que el clima (temperatura interior del teatro) comenzaba a ser crudo; por el avecinamiento de la temporada invernal, puesto que el sistema de calefacción, aún no funcionaba. Llegando algunos músicos a tener que tocar con sobretodo y al margen del efecto rebote, que causa en algunos instrumentos. Porque estimado público el final de obra del teatro Colón aún no existe. A Uds., a la opinión publica y a la prensa solo se les ha mostrado “la cáscara del huevo” y no “la yema y la clara”. No obstante tuvieron la dignidad de alquilar o comprar (no lo sé a ciencia exacta) unos equipos calefactores de 10 CV trifásicos y portátiles, los cuales hacían saltar el ineficiente sistema de llaves térmicas y, aún así, no cumplía con las expectativas.
Mi sección tomó posesión del escenario del teatro el día 14 de mayo, el cual estaba por demás invadido de polvillo y residuos, muy a pesar de haber una empresa de limpieza tercerizada. Situación que inmediatamente percibió el reggista, junto con el director general, a lo cual De Ana, estando yo presente, le dice a Caffi: “Oye manda a limpiar esto inmediatamente o de lo contrario, lo limpio yo con mi casaca o me mejor dame tu camisa, que es un trapo”. Demás esta decir que el director general, ante tal agravio, ni se inmutó, ni se sintió ofendido, ni le puso los puntos a este buen señor.
Después de un ensayo en escena con coro, solistas y orquesta, hubo un inconveniente con un monitor plasma de la sección audio y video a lo cual el reggista vino al escenario “como una tromba” y comenzó a insultar, denigrar y denostar al encargado de dicha sección, diciéndole: que eran unos inútiles y que el teatro se iba a cerrar por la culpa de sus trabajadores que no sabían trabajar. Siendo que esos monitores los habían colocado y en esa posición la empresa de mantenimiento tercerizada.
Producido el estreno y a la segunda representación de la obra en boga, terminado el primer acto se plantó el telón de cierre y dejó de funcionar a causa de un cortocircuito en una de las plaquetas del sistema, debiendo hacer el cambio de escena a vista del publico. Al día siguiente gracias a la colaboración de la sección maquinarias y a pesar de que no les correspondía, se pudo solucionar preventivamente con dos motores puntuales, hasta que la empresa tercerizada lo reparara, cosa que nunca hizo y que en la actualidad sigue funcionando de esa primitiva e improvisada manera.
Superada toda la parafernalia del estreno se nos prometió que el pago de esa prestación extraordinaria se abonaría el 15 de junio, pero comenzaron a sucederse los días y el dinero y todo lo prometido en materia de mejoras no se concretaba, por lo que se decidió en asamblea general, el uso de la facultad que tenemos los trabajadores, de emplear el uso de las asambleas permanentes. Cosa que las autoridades trataron de romper, interrumpir y cercenar y a la vez tomándose la facultad de levantar funciones en nombre de los trabajadores. El pago de 10 adeudado se produjo recién el 25 de junio, supongo que gracias a la justa presión que ejercimos algunos trabajadores.
Ante todos estos hechos comencé a notar que en el espectáculo que se avecinaba, el ballet “Manón” se desestimaba mi cargo y función, por lo cual inicio una nota por mesa de entradas, respetando la vía jerárquica, pidiendo explicaciones. Recibí como respuesta después de más de un mes, una carta documento en donde se me informaba de mi destitución del cargo, sin esgrimir motivo y a partir del 1º de julio. Lo planteé en el ámbito gremial, pero se lavaron las manos y se desentendieron, diciéndome que fuera a ver a un abogado, que seguro ganaría el caso. ¡Que vergüenza para un gremio! y que traidores a los derechos de un trabajador.
Como es lógico acudí a un letrado, el cual lleva la causa. No obstante ello, no se conformaron con “meterme la mano en el bolsillo”, cosa que es ilegal, no lo digo yo, sino el juez de la causa, el cual se expidió al respecto mediante una acción cautelar, que tuve que emprender y costear. Dándome la razón y obligándolos a restituirme el cargo y lo descontado. Pero hasta la actualidad, no me han devuelto mi dinero. Cabe destacar que es una función, que ejerzo, desde hace 18 años y que la tengo bien merecida o ganada, por decirlo de alguna forma cortés.
Pero fueron por más, el 1º de agosto, buscando que un servidor “pise el palito” como se diría en la jerga vulgar. Acontece, entonces, que pese a estar destituido injustamente y sin motivo, pretenden que me haga cargo, de una situación de falta de personal, en un ensayo al piano de la opera “Manón”. ¿Pero como?, Si mi persona, ya no era más “supervisor de la sección” a partir del 1º de julio, señores a que jugamos, que sean el responsables, los jefes de la sección, o en el peor de los casos, el utilero de primera categoría y de mayor antigüedad, como lo dicen las normas vigentes y que no era yo. Por tal motivo he sido suspendido dos días. Y aunque, hubiese estado aún en el cargo, se opero de acuerdo a la normativa vigente y a la orden semanal de trabajo, la cual decía, que ese día, habría ensayo de escena (al piano) de 16 a 19 hs y de 19 a 21 hs ensayo de luces (que según el responsable del área no lo haría hasta el martes venidero). O sea, que, como se venían realizando los ensayos, en la Sala Bicentenario con dos personas de utilería se atendía perfectamente. Dicho ensayo, a no ser que hubieren improvisado, sobre la marcha y no lo manifestaron en la orden de trabajo semanal, como corresponde, el día anterior. Por lo cual, al haber improvisado, tenían que haber capeado la situación de la forma prevista y con la gente dispuesta por la utilería.
No se conformaron con todo esto, el día 29 de diciembre y por carta certificada, estando en uso del periodo anual de vacaciones. Me comunican que tengo 30 días más de suspensión por haberme adherido a un paro de actividades, por reclamo salarial. Debiendo, primero, haber cortado el periodo anual de vacaciones o de lo contrario aguardar a que me reintegre, una vez agotados los días de licencia y recién ahí, notificarme y ejecutar dicha sanción.
De todos modoso es muy indigna, arbitraria y persecutoria esta sanción, por ser selectiva, siendo que el personal que efectuó el reclamo salarial, lo efectuó por medio del uso de una asamblea general resolutiva de todos los cuerpos y después de efectuado el cómputo de votos positivos (para demorar el espectáculo) y que eran más de un centenar de compañeros.
Hay muchísimas anomalías más para destacar, corno por ejemplo la conformación del directorio del Ente autárquico del Teatro Colón, el cual yace incompleto, por la falta de un director Obrero, como marco la ley, y el llamado a concurso publico abierto del director escenotecnico, según el articulo 14 y la disposición transitoria 5º que faculta al director general del ente, a nombrar provisoriamente por el plazo de dos años, hasta tanto surja el llamado a concurso, según el articulo 14, inciso g de la ley Nº 2,855 del Gobierno de la ciudad de Bs. As. Sancionada el 11/9/2008, plazo caduco y que irrisoriamente ocupa la Sra. Maria Cremonte (miembro de una de las secciones excluidas por el propio García Caffi, pero hija de un influyente del poder político y que revista en la planta permanente del Teatro Colón, cobrando, además, un contrato de $ 12.000 por mes, acción claramente prohibida dentro de las normas del gobierno de la ciudad de Bs. As.).
También puedo destacar que el que hoy oficia de director de recursos humanos, es quien, allá por la década del 80 fuese delegado gremial e hiciese que por una negativa, de este personaje; a un ofrecimiento monetario de las autoridades, lograse que nos cerraran el teatro durante la gestión Cecilio Madanes, además de ser declarado por la justicia como “acosador sexual” y esgrimir armas de fuego contra compañeros, en disidencia con él.
Como así también, son destacables, como obsecuentes y deleznables, aquellos personajes; hoy jefes, coordinadores y asesores que en su pasado “Non Santo” quieren en la actualidad, cercenar derechos adquiridos por los trabajadores, haciendo valer su cuestionable autoridad.
EI propio García Caffi no tiene memoria de su pasado, cuando por la década del 90, después de ser el “bombista” de los Zupay, empezó a hacer sus apariciones por el teatro Colón, dedicándose a traer orquestas extranjeras para la empresa musical Wagneriana (creo que en la actualidad disuelta) a modo de encargado y que cuando se le terminaba el horario de ensayo en la sala 9 de julio, nos rogaba a nosotros los utileros, unos minutos más de ensayo (bajo cuerdas), comprometiéndonos, ya que debíamos armar la sala de ensayo, para otros menesteres.
Podría entender al público asiduo y concurrente al teatro, de su malestar, cuando se suspende una función por estas causas. Pero tengan presentes que solo se lucha por la dignidad del trabajador, lo cual lo hace respetable y loable, dado que lo que pedimos es justicia social. No se olviden que ser trabajador de espectáculos públicos requiere de una elección de vida, gran vocación, profesionalismo y en muchos casos (como en el de los artísticos) de estudios y que a cambio entregamos nuestras familias para que funcione. Porque no olviden que cuando el grueso de la gente (sábados y domingos) el publico o el común de la gente se regocija y disfruta; el personal del teatro Colón, como muchos otros trabajadores de otros ámbitos están a su disposición para esos menesteres. En mi caso puedo decir que no disfrute de mi familia, por ser el lunes mi día franco. Entonces es justo y lógico un sueldo, a la altura de tal circunstancia, que compense dicha entrega.
Este desahogo, al margen de salir de mis vivencias, lo tendría que defender un gremio (hoy traidor y en connivencia con el ejecutivo) a cambio, ¿vaya uno a saber de que?. Pero, sobre seguro, no para lo que fueron creados.
Por eso, esto está dirigido a todo aquel que quiera oír un justo reclamo y en esto involucro tanto al público, compañeros, autoridades, políticos y demás personas que se crean con derechos y obligaciones. Ya que ni en los peores años de la dictadura militar, hemos sufrido actos de tal magnitud de autoritarismo y despropósito
De todo esto, a las claras, se desprende el tipo de política, que desean implementar para el teatro. Que no es más ni menos, que el de una sala de alquiler, con una sociedad anónima en su interior. Similar a lo que ocurre en el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
La última tropelía que Caffi y Macri acaban de iniciar, es, aparte, de suspender por treinta días a ocho delegados del gremio ATE, la de demandar a los nueve por el sideral monto de $ 11.000.000 por las perdidas generadas, con la medida del reclamo salarial. Situación que generó que el director general levantara funciones. El desparpajo es tan grande, que Caffi no recuerda que él mismo, levantó la temporada del Ballet y que, aún así, con una temporada oficialmente levantada, tuvo el tupé, de que los técnicos tuviéramos que hacer el montaje y las luces, Debido a que vendieron esa puesta en escena, al teatro de la Opera de Chicago.
¿En que quedamos señor, se levantó o no la temporada de Ballet? Si es por la afirmativa, no correspondió trabajar para ello. Pero tuvo la suerte, gracias a la cobardía e ignorancia de muchos de los compañeros escenotécnicos, que se efectuase de todos modos. Enfrentamiento que lleva, desgraciadamente, a darle pie a esa famosa frase que dice: “Divide y reinarás”.
Tan maquiavélicos son, que creen darles de comer a quien ellos quieren. Me refiero puntualmente a otorgarles a elegidos (obsecuentes y sin códigos), lo que fue la realización de la sala nueva de conciertos y el nuevo telón de cierre de escena. Recuerdo, que esta prohibido facturarle, al gobierno de la ciudad, siendo empleado de él y aún menos en horario de trabajo. Solo se podría llevar a cabo, mediante el uso de horas extraordinarias, para el personal, que estuviese afectado a su confección.
Y para finalizar tengan en cuenta que este “cuatro de copas”, en su corazón lleva el “rey de oro”, que es la carta máxima del mazo de naipes español y que, además, prefiere “un día de león” a “cien de cordero”.
Muchas gracias a los lectores y a todo aquel que quiera hacerse “eco” de estos comentarios. Desde ya autorizo la publicación en medios y blogs de la Web.
Mario Sevilla
[recibido por correo electrónico]
@tilio® escribió
Un abrazo. @tilio® desde http://necodata.blogspot.com/
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juan carlos escribió
Mario Sevilla Serrano escribió