viernes, 8 de abril de 2011

Los libros y el mediodía

Hoy lloré. No tengo la más reputísima idea de por qué. Fue un día como todos, o sea uno único, distinto, irreemplazable. Desayuné (abundantemente), trabajé (algo), solucioné (o al menos estoy en eso) un problema familiar, almorcé (demasiado), y me senté a leer los diarios, y de pronto ví que en Página 12 había una nota de Juan Forn. Leí con avidez, (que es la única forma que conozco de entrarle a las notas de Barone, de Forn y al postre Royal de chocolate). De pronto se me llenaron los ojos de lágrimas, sentí un nudo en la garganta y no sé si se debió a la nota de Forn, a Clarice Linspector (a quién solo leí a travez de esta nota de Forn), o a mi propio oído de adentro, que en ese preciso momento me puso a oír quien sabe que historia que los demás no escucharon.  Me voy a dormir la siesta, (en este pueblo es sagrada) y me llevo conmigo 26 letras que me han puesto en cortocircuito.

"Había una vez un pájaro. Dios mío."

Clarice Linspector @ Juan Forn

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