Cristina se prepara para arrasar en la reelección ante una oposición inconsistente.
Obama recupera terreno con vista a la reelección, luego del asesinato de Osama.
En ese par de frases, se encuentra el germen de la idea que contesta la pregunta del título.
No estamos asistiendo al fin del modelo, porque Cristina evitó, en el momento más álgido de su mandato, dar el típico volantazo a la derecha, característico de todos los gobiernos en crisis, antes del derrumbe.
Es conocida la frase de Galeano que dice: "el poder es como el violín, se toma con la izquierda pero se toca con la derecha."
¿Por qué se toma con la izquierda?
La explicación de Menem es por demás simple: "si hubiese dicho lo que iba a hacer no me votaba nadie".
¿Por que se toca con la derecha?
Porque el poder económico-mediático-religioso es paciente y perenne.
Una vez en el gobierno, solo hay que esperar que se produzca una crisis.
Esa es la hora de los buitres.
Para este momento, ya hay muchos desencantados con las soluciones que se prometieron y no se concretaron, mas los enemigos provenientes de los perjudicados por el nuevo modelo, mas los que siempre estuvieron de la vereda de enfrente. Ya está el caldo de cultivo preparado para que los grupos de poder concentrado lancen su ofensiva.
Esto es consistente con la estrategia del grupo Clarín, que enunciara Magneto cuando los gobiernos aún duraban 6 años; 2 años de pedir y apoyar, 2 de pegarle y exigir y dos para voltearlos.
Si la crisis es profunda, la estructura comienza a resquebrajarse y el giro a la derecha está asegurado.
Exigido por el poder económico, fogoneado por los medios y apoyado por la iglesia.
El haber mantenido el rumbo, profundizando la visión original y levantando la apuesta en vez de retraerse, es lo que permitió este resurgimiento del Kirchnerismo, y es lo que tiene tan enfervorizados a algunos que en principio parecían estar de esta vereda.
De haber corregido el rumbo, arriando las velas, muchos actores que jugaban su juego de memoria, tenían todo listo para cosechar la legión de desencantados. Solanas hubiese sido nuestro referente político, Lanata nuestro referente periodístico y así con varios de los que esperaban pacientemente la defección del gobierno.
Pero la presidenta, no solo no aflojó el brazo en la pulseada, sino que contraatacó, y allí se produjo el quiebre.
Ya nada fue mas de lo mismo, y los que esperaban que se repitiera el patrón de defecciones post crisis, quedaron desairados. La oposición de atomizó, simplemente porque no esperaba esta reacción, si Cristina se caía, cada uno tenía bien claro que rol le cabía en el nuevo escenario, pero esta actitud, sumió a todos en la confusión. El escenario para el cual todos se habían preparado había desaparecido.De ahora en más, habría que improvisar, que reestructurar, que tejer alianzas, que imaginar nuevos escenarios, en otras palabras, de ahora en más habría que hacer política. Y allí se vió que había muchos que no estaban preparados para eso.
Por una vez, el que pateó el tablero fue el poder político, y al dar el paso al frente dejó a todos atrás.
A partir de allí, la oposición política, económica, periodística y religiosa, nunca logró articular mas que reacciones. Entregaron la acción al gobierno, y este no solo estuvo a la altura, sino que no volvió a dar oportunidad a sus adversarios de ponerse a la par.
Sus seguidores se abroquelaron. Poco a poco, los que estábamos a la espectativa empezamos a ver cada vez con mejores ojos el nuevo rumbo de los acontecimientos. Esto no era mas de lo mismo. Esto era nuevo y diferente. Los que estábamos destinados a la opsición, comenzamos a acercarnos al gobierno.
Lo que estaba destinado al oficialismo, se derramó sobre sus opositores.
Porque no es lo mismo hacer leña de un arbol caído que chocarse de frente a un roble.
Todos estaban preparados para arrojarse sobre el gobierno, y la historia enseñaba que iba a ser un simple reparto de los harapos de lo que alguna vez fuera la pilcha presidencial.
En vez de esto, se encontraron con que cada ataque recibía una respuesta.
Y que como a la vez día a día se daban nuevas respuestas políticas que satisfacían los reclamos de los diversos sectores, cada respuesta dejaba mal parado al atacante.
En este punto fueron fundamentales en el llegado a la gente programas como 678, que ponían en evidencia el revés de una trama hasta ese momento oculta.Y Victor Hugo Morales ,el eterno luchador solitario contra el vaciamiento del fútbol por parte del grupo Clarín. Después siguieron varios, y ahora son multitud de voces que se elevan, hartas de la tiranía de un monopolio tan asfixiante como represivo.
El gobierno comenzó a cosechar los frutos de su coherencia, mientras se hacía evidente que los opositores debían recurrir a alquimias cada vez mas disparatadas para dar una respuesta.
Al encontrarse en un terreno no recorrido, algunos demostraron que no tenían la suficiente estatura política para ver que la realidad era otra. Se quedaron encerrados en su propio y soñado invierno, y no supieron reconocer la primavera. Al no obtener resultados, pensaron que debían hacer mas de lo mismo y con mayor vehemencia. No entendieron que para otra realidad era necesaria otra estrategia.
Epílogo
No es casualidad que de aquellos que durante los debates por la 125 se perfilaran como los candidatos a suceder a la presidenta no quede casi ninguno en carrera.
Cobos, Macri, Solá, Reutemann, Binner, Duhalde y Carrió (estos dos últimos ya no están en carrera, solo que no se enteraron)
La gente puede perdonarle cualquier cosa a sus líderes, menos que no sepan donde están parados.
Lo mínimo que se les exige es que les brinden seguridad, porque para dudar están ellos.
Los acontecimientos recientes en EE.UU. son un ejemplo de la reacción clásica ante la crisis. La política se arrodilla ante la economía, y se subordina a ella. El vuelco a la derecha se produce primero económica y luego políticamente.
Como esta historia ya la conocemos, (porque la vivimos tantas veces) es de esperar que Obama comience a perder la tropa propia (Ayer escuché a Michael Moore y no parecía muy feliz), que deje de cosechar nuevos adeptos, y, aunque pudiera ganar la próxima elección en la vorágine triunfalista (que en Argentina imaginara Galtieri en su momento), en el mediano-largo plazo, la derecha termina votando candidatos propios, sin esas raras ideas de progresismo.
Hace días que escuchamos que los demócratas comenzaron o continuaron todas las guerras de los EE.UU.
¿No cabría preguntarse si no terminaron siendo siempre víctimas del giro a la derecha?
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